jueves, 27 de enero de 2011

Iskanwaya

LA CIUDADELA PERDIDA DE LOS MOLLO
En medio de valles interandinos de la provincia muñecas  y en las quebradas con más de 400 metros de caídas verticales, se levanta la  Iskanwaya la ciudadela mística perdida de los mollo, entre sus características están sus ingeniosas construcciones en medio de empinadas,  la ciudadela es conocida como el «Machu Picchu boliviano», nombrado así por extensión que tiene las ruinas de Iskanwaya, siendo este mas grande que machu picchu, con un espacio de  13.5 HECTAREAS, las principales personajes que hicieron esta comparación fueron, Carlos Ponce Sanjinés el cual descubrió las ruinas de Iskanwaya, conjuntamente con  Gregorio cordero, Jorge Arellano y Marcelo Moreno), siendo estos personajes los primeros en hacer estudios sobre la cultura Mollo y las ruinas arqueológicas de la zona.
ISKANWAYA la ciudadela de Iskanwaya esta situada en el municipio de Aucapata, provincia muñecas del departamento de la paz Bolivia. Iskanwaya  se alza en las quebradas del rio Llika, tiene una área urbana de 13.5 y sin contar que los demás ruinas como ser Kari, Chucahuasio, Pukanwaya, Mamakhouro, Pukarilla las cuales conformaron las ciudadelas Mollo.
Iskanwaya  surge en torno al 700 d. C. y se extiende hasta el 1300 o 1400 d. C. Según las más recientes investigaciones estamos frente a una de las ciudades andinas más desarrolladas, sobre todo en el campo de la ingeniería hídrica y la arquitectura. Iskanwaya, cuyo nombre en quechua significa «dos casas», se encuentra a 320 kilómetros de La Paz (Bolivia). Ocupa una superficie de tres kilómetros cuadrados en la que se levantan 95 edificaciones las cuales pudo albergar posiblemente al rededor de  2500 a 3000 habitantes, edificaciones que hasta la fecha solo han sido estudiados  y escavados la mitad.
Por el otro lado los Mollos generaron un foco de alta cultura, basados en la agricultura del maíz, maní, coca, locoto, ají, calabazas, etc. Los cuales cultivaban en las terrazas escalonadas sobre las paredes de las quebradas, así mismo se rescata la cerámica, orfebrería, cobre bronce, y otros.
Dentro de su gran Ingeniería se destaca el acueducto de Mamachouro, que corre sobre una cuchilla a cuyos costados existen precipicios de más de 400 metros de profundidad, este acueducto irrigaba las plantaciones Mollo llevando sus aguas por más de 20 kilómetros.

Una sucesión de montañas, interrumpidas por picos nevados de más de seis mil metros de altura como el Condoriri, Illampu, Illimani, Ancohuma y Huayna Potosí, conforman el paisaje que rodea la ciudad precolombina, conocida popularmente como el Machu Picchu boliviano. Según los estudios realizados hasta el momento, la ciudadela en realidad sería la capital de una nación que probablemente hablaba quechua y que gobernó un área aproximada de más de 20 kilómetros cuadrados.

Parece increíble que en este lugar, de imposible morfología, los Mollo lograran levantar una ciudad dotada con los elementos necesarios e indispensables para responder al ritmo de la vida cotidiana. Las enormes arrugas formadas por las montañas de los Andes en el transcurso de los milenios, no han conformado un terreno precisamente apto para la agricultura ni para la construcción. Sin embargo, los Mollo aprovecharon de un modo más que ingenioso cada metro cuadrado y fueron capaces de construir obras de enorme valor: acueductos para satisfacer la demanda de agua; un centro urbano para el desarrollo de la sociedad; un sistema agrícola para alimentar a la población y también una serie de avances en el campo militar, cuya finalidad era defenderse de otras comunidades que pretendían hacerse con los tesoros de Iskanwaya: estatuillas de metal, tejidos, cerámica y otros objetos de valor.

Una religión diferente
 las figuras que aparecen en los monolitos de Iskanwaya  representan figuras hermafroditas. La explicación es que las primeras simbolizan rituales religiosos relacionados con la fertilidad, propios de las sociedades eminentemente agrícolas. De hecho, campesinos de la zona fueron los primeros en desenterrar utensilios de labranza y restos humanos iskanwaya mientras trabajaban en sus tierras. Y es que los moradores de esta ciudad eran enterrados precisamente en los lugares que consideraban más importantes y en los que se había desarrollado la mayor parte de sus vidas.

En este sentido, los habitantes de Iskanwaya enterraron su cultura en las cocinas y pasillos de la ciudad, junto con vasos, agujas y otros instrumentos domésticos. Los niños eran enterrados en sus cuartos con sus juguetes y los hombres en el campo con sus herramientas, adornos o armas.

Espectaculares edificiosTanto la predisposición de las viviendas como la técnica utilizada para su construcción muestran un considerable desarrollo arquitectónico. A diferencia de otras culturas andinas, no existían grandes diferencias entre las viviendas, independientemente del poder o importancia de la familia que moraba en ellas. Todas las construcciones eran levantadas siguiendo un único modelo arquitectónico: un techo a dos aguas y dos ambientes, un vestíbulo ubicado en la parte interior y otro en la posterior.

 Los terraplenes han sido cuidadosamente trabajados por los mollo, utilizando el respaldo natural de las paredes rocosas con una inclinación de 1,8 grados en relación a la perpendicular.

En cada terraza había una serie de minipoblados formados por tres alas de viviendas que rodeaban a un patio de forma trapezoidal. En su centro, una especie de pozo contenía la suficiente cantidad de agua potable para hacer frente a determinadas eventualidades, como temporadas de sequías o un ataque enemigo prolongado. Además, los Mollo construyeron una compleja red de pequeños canales impermeables de lajas y arcilla, de modo que el agua llegaba a cada vivienda para ser utilizada en la preparación de alimentos, en lavar utensilios o en cuidar la higiene personal.

Los excedentes de este elemento líquido iban a parar a canaletas de piedra que desembocaban en los cultivos, ubicados en las terrazas, a los pies de la ciudadela. De forma tan ingeniosa se evitaba el desperdicio de agua, que tanto costaba traer desde muchos kilómetros de distancia.

La ciudad estaba protegida por una serie de fuertes militares, construidos a lo largo de la quebrada del río Llika. Parte de la estructura lítica nace de la parte interna de la montaña y la otra mitad, erigida con la misma técnica de las terrazas, se apoya sobre una base construida artificialmente. En la parte alta de la ciudadela discurre un muro con más de dos metros de espesor, cuya misión era proteger de posibles enemigos los acueductos necesarios para el abastecimiento de agua.

El fin de la ciudad
Según la teoría más extendida, el fin de Iskanwaya tuvo lugar en el siglo XV d. C. De no ser así, probablemente habría continuado desarrollándose, pues materialmente los habitantes de la ciudad tenían sus necesidades básicas aseguradas. Luego, sus pobladores se esparcieron posiblemente hubo una rebelión en la zona luego de años de ser esclavizados, quemando la ciudad  de maukallajta y desterrando a los españoles de la ciudad del oro.
y otra teoría afirma que pudieron estos unirse al imperio incaico, luego de años de haber sido el abastecimiento de oro y e  otros minerales mas,  que pudiese indicar que los Mollo se hubieran unido a los incas. 
Religión
Entre sus construcciones se puede denotar que sus hogares y su planificación son de  forma trapezoidal: un símbolo esotérico en culturas precolombinas.Esta figura geométrica se repite continuamente en infinidad de construcciones de la ciudadela de Iskanwaya. A decir de algunos arqueólogos que se dedicaron a estudiar el asunto, seguramente tiene relación con una especie de ritual místico vinculado a la «Katachillay» (Cruz del Sur), una constelación siempre presente en el hemisferio meridional. Y es que en la cultura andina no sólo se rendía culto al Sol y a la Luna, sino también a las estrellas y a los planetas. Si trazamos una línea imaginaria que una las cuatro estrellas de dicha constelación, observaremos una forma trapezoidal, probablemente la fuente de inspiración de los Mollo.

Relaciones con otros pueblosExisten pruebas de que los Mollo se relacionaron con otras culturas y civilizaciones al norte, sur y oeste, hasta alcanzar la costa del Pacífico. Precisamente en esta zona del planeta se han encontrado objetos de cerámica con parecidos más que evidentes con otros hallados en Perú, Ecuador, Bolivia y el norte de Argentina. Tanto los dibujos decorativos como la combinación de los colores negro, bermejo y blanco amarillento apuntan a que existió en el pasado un intercambio cultural y económico entre pueblos de zonas aparentemente tan distantes.